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Educación Financiera

EDUCACIÓN FINANCIERA,
CLAVE PARA UNA CULTURA
DEL AHORRO

Isaac, Mia y Rafael son “emprendedores” que estudian en el colegio Erikson School.

Cursan el tercer grado de primaria y son los pioneros en la materia de Educación Financiera y Formación de Emprendedores con compromiso social: reciben formación para saber gastar sus “domingos”, cómo abrir una cuenta bancaria e invertir una parte, pero también donar otra, como sucedió con la aportación realizada a la Asociación Canica. Son buenas prácticas del colegio privado, que no se replican en escuelas públicas para crear una cultura del ahorro desde la niñez.

Aplican novedosa clase en primaria para emprender.

Isaac, Mia, Javier, Juan Pablo y Rafael son cinco alumnos emprendedores que estudian en el colegio Erikson school. Son pioneros en la materia de Educación Financiera y formación de emprendedores con compromiso social.

Son alumnos de entre los seis y ocho años de edad, que cursan tercer grado de primaria y reciben formación para saber gastar sus “domingos”, abrir una cuenta bancaria e invertir una parte, donar otra y, por último, destinar otra más para adquirir algo que ellos desean.

Al arranque del ciclo escolar les entregaron un cochinito, el cual tiene cuatro compartimentos. En cada uno se destina parte de ese “domingo”.

Ante la falta de una cultura de ahorro en México, la finalidad de la clase es que los menores aprendan cómo invertir, ahorrar y proyectar lo que quieren hacer de grandes; incluso, les enseñan cómo hacer un plan de negocio, cómo manejar una tarjeta de crédito, cómo expandir un negocio, cómo buscar socios comerciales o cuándo invertir. Lo anterior es fundamental para una calidad de vida en el futuro.

La maestra que imparte la clase, Gabriela Ivonne Tirado González (también propietaria del colegio Erikson School), tomó un diplomado en finanzas para niños y así transmite sus conocimientos a los menores de una manera fácil y sencilla.

“Es un aprendizaje para la vida, porque esto les va a servir ahora de niños y hasta que sean ancianos. Una parte trascendental en la clase de finanzas es que las cosas más importantes de la vida son gratis. Además está esa capacidad de soñar y de no detenerse, porque cuando se va creciendo la misma vida nos va limitando, y a esta edad tienes todo el potencial para soñar…tus sueños, si de verdad los proyectas y los disciplinas, se vuelven realidad”.

En un ejercicio aplicado por el colegio, los niños abrieron negocios para exhibirlos en las instalaciones escolares, pero un día antes publicaron sus comercios ante sus compañeros para que llevaran dinero y pudieran comprarles sus artículos o pagar diversos servicios.

Así montaron sus empresas con creatividad y apoyo de sus padres, los cuales fueron sus socios inversionistas, pero los progenitores no estuvieron presentes. Alumnos como Mia y Rafael decidieron instalar un spa, Juan Pablo un barber&shop, Isaac un sitio de galletas y Javier brindó servicios de limpieza de calzado. Cada uno eligió qué empresa montar dependiendo de sus gustos y para julio próximo, repetirán la experiencia ya que es parte de su materia.

La directora de la primaria, Alma Teresa Miranda Sahagún, afirma que la clase de educación financiera y formación de emprendedores con compromiso social le gusta porque los menores aprenden a cuidar su dinero y a sacar su creatividad en algún negocio. Sobre el ejercicio aplicado, los niños obtuvieron sus ganancias al instalar sus negocios durante un día. En promedio, la ganancia fue de entre los $200 y los $280 pesos, como el caso de Juan Pablo, quien se encargaba de dar masaje por medio de una “arañita”, además de peinar a sus compañeros y compañeras.

La clase es única y en su tipo en Jalisco y enseña a los niños a emprender, a saber ahorrar y a compartir sus ganancias por medio de donaciones, por lo que dicen sentirse contentos.

“Una parte trascendental en la clase de finanzas es que las cosas más importantes de la vida son gratis. Además está esa capacidad de soñar y de no detenerse”.
Gabriela Ivonne Tirado González, maestra.

Urge cultura financiera desde la educación básica.

En México todavía hay generaciones que no superan las traumáticas crisis financieras de la segunda mitad del siglo XX. Pero las nuevas generaciones que pudieran acercarse más, carecen de una cultura financiera que no es fomentada ni en la educación formal ni en el hogar.

Estas son las conclusiones de Joel Sánchez Gutiérrez, quien fue cuestionado sobre los motivos y las causas que podrían originar los resultados de la encuesta nacional de inclusión financiera, misma que señala que la mitad de los mexicanos no ahorra, mientras la mitad que si lo hace, la mayoría lo hace fuera del sector financiero formal.

“En el caso del mexicano, más del 50% no realiza ahorros de una manera formal. Lo realizan cuando tienen un pequeño recurso y lo utilizan para la compra de mobiliario o para pagar sus adeudos hipotecarios… no es la conciencia que tienen los europeos de destinar un porcentaje mayor. El mexicano es de momentos”.

Explica que los mexicanos ahorran en virtud a metas cortas. Por ejemplo, juntar una cantidad determinada para dar el enganche de una casa, el anticipo de un auto o la compra de un mueble, electrodoméstico o electrónico.

¿Por qué lo hace de esta manera?

“Porque falta capacitación de la gente, en muchas de las ocasiones no sabe qué y dónde ahorrar, y al faltarle la orientación, busca consumir y responde con una facilidad a otros estímulos como la publicidad. El problema también son las metas”.

A esto se suma la falta de los salarios dignos que permitan solventar las necesidades básicas de la población. Entonces, las capacidades de ahorro se ven reducidas si primero no se satisfacen otras prioridades.

Pero esta falta de cultura no es privativa del sector más vulnerable, “una persona con estudios y un aumento de salario, puede tener ahorros mayores, pero si no tiene la cultura, la disciplina y la constancia, tampoco ahorra. Uno pensaría que un ejecutivo puede ahorrar más, y no siempre es así”.

Añade que “la gente tiene miedo a los bancos con las experiencias vividas”, afirma Sánchez Gutiérrez, “recuerdan el crack de la década de los ochenta, la caída del peso… es toda una generación de gente que no entiende que las inversiones son a largo plazo. Ellos quieren que los beneficios del ahorro y la inversión sean en el pequeño y largo plazos”.

Esta visión de corto plazo también influye en la manera en cómo los mexicanos no prevén que los accidentes pueden ocasionar estragos financieros profundos en las familias. Por ejemplo, un accidente donde los participantes no tengan seguro, ocasiona pérdidas económicas que resultan tan traumáticas como el evento mismo, señala el investigador.

“En el caso del mexicano, más del 50% no realiza ahorros de una manera formal. Lo realizan cuando tienen un pequeño recurso y lo utilizan para la compra de mobiliario o para pagar sus adeudos hipotecarios… El mexicano es de momentos”.