El juego adquiere una particular trascendencia en la formación del carácter y los hábitos del niño (a).
Promover el uso del juego en las actividades de los alumnos facilita que aprendan de una manera divertida, además, los ayuda a desarrollar su imaginación, mejorar las relaciones sociales, la empatía y compartir.

Aunque el juego se pueda ver como una forma de descanso y ausencia de esfuerzo, realmente implica un reto, ya que cuando el niño juega debe seguir reglas, practicar habilidades y destrezas, enriquecer sus áreas de oportunidad, pensar y resolver problemas ya sea en equipo o individual.

El juego debe de estar incluido en los proyectos educativos no sólo porque los niños y niñas sientan la necesidad de jugar, si no como medio de diagnóstico y conocimiento profundo de las conductas de los alumnos.
El profesor(a) con iniciativa inventa juegos que se acoplen a las necesidades de sus alumnos y al objetivo establecido en su clase.

Un juego aplicado en el aprendizaje de los alumnos debe ser dirigido y contar con los siguientes aspectos:
Potenciar la creatividad.
Permitir el desarrollo global del niño(a).
Ser competitivo.
Trabajo en equipo.
Sea un reto.

Para concluir el juego es un instrumento de aprendizaje y le sirve para la vida. Se puede utilizar no solamente para estimular la creatividad si no como una manera de trasformar emociones. Es una importante herramienta que tienen los niños(as) para aprender y asimilar nuevos conceptos, habilidades y experiencias; por ello se puede decir que es un instrumento muy importante para la educación.

Maestra titular de español en Primaria
L.E. Rossana Teresita Lucio Mujica
20 años de experiencia docente.